¿Sabías que, mucho antes del nacimiento del catolicismo, ya se celebraba la verbena de San Juan? ¿Pero cómo puede ser posible? La celebración católica de San Juan conmemora el nacimiento de San Juan Bautista, entonces, ¿qué dice esta loca de que ya se celebraba hace más de 2.000 años? Pues efectivamente, así es. No se trata de una visión atea del mundo, en absoluto, ni tampoco todo lo contrario, sino que es una simple recapitulación de coincidencias de fechas, de celebraciones, de ritos que vienen de antaño.
Reloj equinoccial o Pedra do Mouros, utilizado para saber cuándo se producía exactamente el solsticio de verano (Mogor, Pontevedra)
La mayoría de fiestas católicas no empezaron a celebrarse hasta bien entrado el siglo IV, momento en que el catolicismo se «popularizó» entre las clases altas de la sociedad. Fue entonces cuando se encontraron con un problema que debían solventar: el pueblo ya celebraba otras tradiciones totalmente paganas que debían ser erradicadas. Lo intentaron, pero no les fue posible… las tradiciones son las tradiciones. Así que se les ocurrió una idea muchísimo más productiva e inteligente, que consistía en unificar celebraciones, en darles otro motivo y vestirlas con un manto católico. Uno de los casos más evidentes es, efectivamente, la celebración de la verbena de San Juan, que coincide en el calendario con la celebración del solsticio de verano.
La celebración de la llegada del verano, del culto al dios sol, Ra para los egipcios, tiene miles y miles de años. Rendir homenaje al fuego era una costumbre extendida por toda la antigüedad, y sus ritos eran muy similares a los actuales: hogueras nocturnas que había que saltar para purificarse, para que los pecados fuesen perdonados. De ahí que se relacionase con San Juan Bautista, quien a través del bautismo también purifica y redime a los católicos de todos sus pecados (sobre todo del original).
Otra celebración católica que tenemos muy arraigada y que tienen unos orígenes pero que muy paganos es, alucina vecina, la Navidad. Sí, sí, como lo lees. Y es que, si te fijas, el nacimiento de Jesús también coincide en el calendario con otro solsticio, el de invierno. Con él se celebraba el fin del acortamiento de los días y, al mismo tiempo, el triunfo del dios sol. No fue hasta el año 324 o 325 de nuestra era que se asoció ese día con el nacimiento de Cristo, en realidad. Asimismo, en la época también se celebraba en la misma fecha la resurrección de Osiris (hijo de Isis, quien continuó siendo virgen tras dar a luz… ¡coincidencias!).
En el templo de Kukulkán (Chichén Itzá, México) dos caras se iluminan y dos quedan en sombra durante el solsticio de invierno
¿Quieres más coincidencias? Pues las hay, las hay. Por ejemplo, la Semana Santa, cuyo origen proviene del culto al dios griego Atis (amante de la diosa Cibeles, por cierto) quien, al igual que Jesús, murió y resucitó posteriormente coincidiendo con el equinoccio de primavera, con lo que se celebra la vuelta a la vida y a la productividad de la tierra tras el paréntesis invernal. Y el Domingo de Ramos, ¿sabes por qué cambia de año en año? Pues porque siempre se celebra el primer domingo tras la primera luna llena de primavera, fíjate tú. Y, cosas de los antiguos, coincidía con la entrada del dios egipcio Osiris en la luna… ¿Y el 15 de agosto, día en que felicitamos a todas las Marías, conmemorando la ascensión de la madre de Dios al cielo? Pues bien, los griegos y los romanos ya celebraban esta fecha, en honor a Hécate / Diana, para solicitarle que evitase las lluvias tan dañinas que suelen producirse en esas fechas, las temidas tormentas de verano, que tantas y tantas cosechas han destruido a través de los siglos.
Monumento megalítico de Stonehenge, Reino Unido
¿Qué te ha parecido? Interesante cuanto menos, ¿no?
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